

... lechita de sabor fresa de Alpura, panqué con nuez de Bimbo...
Recordé cuando a mis 13 años toda una tiendita de la esquina (en el promedio de los tamaños de tienditas de la esquina, diría que era una gran tiendita de la esquina) estaba a mi cargo enteramente... yo la administraba, compraba la mercancía de los proovedores y despachaba cualquier cosa que llevaran los clientes... jaja ¡¡hasta inventaba los precios!! recuerdo de aquel urgido señor que para su fiesta necesitaba rollos de papel aluminio y yo no sabía el precio y se los vendí en 50 pesos cada uno!! jojo
Como dos semanas yo la abría y cerraba de 8am a 9pm... literalmente sólo... mucha gente trató de sacar provecho de tan peculiar situación, no lo niego, pero esos días largos eran recompensados por $150 pesos y todo lo que pudiera comer de ahi dentro, que entre jamón, atún y pan Bimbo, aprendí a odiar la comida de tienda. También aprendí a respetar el dinero ajeno, ya qe ni un sólo peso ocupé fuera de las necesidades de la tienda.
El dueño era un amigo de mi padre, que llegó procendente de algún poblado cercano a Puebla y que se hizo con aquél negocio. En la temporada en que yo quede a cargo del establecimiento es cuando mejor le iba, las ventas eran muy buenas y por eso él y su familia decidieron darse unas buenas vacaciones en su pueblo natal.
Mi día comenzaba muy temprano, cuando recién bañado llegaba yo todo abrigado a abrir la tienda. A las 8 salía a limpiar todos los aparadores y trapear el lugar. terminaba como a las 9, cuando la gente comenzaba a pasar ya en mayor cantidad. Las primeras peticiones eran a veces de señores borrachos que llegaban buscando más cervezas, cigarrillos o algo para bajarse la peda... también los que tomaban algo rápido para el desayuno. en el transcurso del día llegaban los proovedores... Bimbo, Pepsi, Coca, Sabritas, Alpura, Lala... etc. La gente que ahi compraba pedía cosas muy diferentes, pañales, dulces, jamón (¡sé ocupar una cortadora!), salchichas, queso, el pan para sandwich, a veces el de hot-dog o hamburguesas. los niños y las sabritas con los tazos, las señoras que llevan detergente, la mamá que para la comida encarga el refresco familiar retornable, el kilo de huevo, los chiles en escabeche sueltos en una bolsita y vendidos por pesos, puestos en un vitrolero... Ahora cada que entro a una tiendita reconozco aquel olor tan peculiar, mezcla de tantos sabores, colores, productos y marcas...
No miento, 13 años...
Hace un rato bajé a ver qué habían traído mis padres de la tienda y escudriñando en la bolsa me encontré con todo lo necesario para hacer sandwich, un paquete de panqué de nuez, y leche de fresa...
esa dupla mágica siempre bien agradecida un par de horas antes de cerrar la tienda, para aguantar los últimos embates de clientes desesperados ya por que el día se les acaba...
... nunca he mencionado esto... simplemente me enfada el hecho de tener que trabajar toda la vida después de lo que me resta de escuela, no quiero estar encadenado a un trabajo, y sobre todo obligado... tal vez por esa convicción mía, me cuesta tanto recordar que empecé desde muy temprano...

Trabajar es bueno, pero no tanto...
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